Cicatrices

El melasma se caracteriza por el desarrollo de una pigmentación moteada o en parches que aparece habitualmente en la cara, asociada a la exposición solar y ciertos factores predisponentes, como son el embarazo o la toma de anticonceptivos orales.

Cicatrices

Es una parte natural del proceso de reparación cuando la piel sufre una herida causada por un accidente, un acto quirúrgico o una enfermedad. Cuanto más dañada es la piel, más tiempo le hará falta para repararse, y mayor será la posibilidad de tener una cicatriz.

La formación de las cicatrices está afectada por la edad, localización y ciertos factores genéticos. La piel joven es más susceptible de tener un sobre crecimiento cuando sufre una herida resultando en una cicatriz grande y gruesa. Inicialmente, una cicatriz puede aparecer roja y gruesa, y puede gradualmente aplanarse con el tiempo.

La reconstrucción de las fibras de colágeno no solo cambian visualmente la piel: partes de la piel con tejido cicatrizal son limitadas en su función (no hay pelo ni glándulas sudoríparas) y movimiento.

Según estudios médicos, se calcula que el 15% de la población tiene sobre su cuerpo algún tipo de cicatriz provocada, fundamentalmente, por operaciones quirúrgicas, cirugías, traumatismos, accidentes o alguna patología como es el acné cicatricial. A veces, estas cicatrices se muestran en lugares muy visibles y por ello preocupa más su eliminación, ya que siempre resultan antiestéticas para el que las padece.

Clasificación de las cicatrices

Normales: La herida se ha curado perfectamente. Teóricamente, debe ser una fina línea del mismo color que la piel o un poco más roja.
Atróficas: Las más características son las que deja el acné, la varicela o la viruela en el rostro. Son pequeños hoyos o depresiones, siempre por debajo del nivel de la piel circundante. Se producen cuando la herida no permite que se genere la cantidad suficiente de colágeno para formar nuevas fibras de tejido conjuntivo.
Hipertróficas: Estas cicatrices aparecen cuando se produce un exceso de colágeno en la zona de la herida. Son elevaciones gruesas del tejido que sobrepasan el nivel de la superficie normal de la piel. Pueden escocer, dolor y su color suele ser un púrpura o un rojo intenso. La cicatriz hipertrófica se produce generalmente porque la herida no ha seguido un proceso de curación idóneo (por ejemplo, porque es una zona que está en constante movimiento, como la rodilla o el codo).
Queloides: Es parecida a una cicatriz hipertrófica, pero mucho más abultada. Se extiende más allá de la zona de la herida y también se produce por un exceso de colágeno. Puede causar picor y ardor intensos. Generalmente es más común entre las mujeres jóvenes y las personas de raza negra.
Contracturas: Son las cicatrices que quedan en las heridas producidas por quemaduras o escaldaduras. Estas heridas se curan con la contracción del tejido, lo que produce una deformación en la zona afectada.

Técnicas empleadas

Parches de silicona: Aplicados sobre la cicatriz durante meses, aportando la máxima presión posible, es un tratamiento que debe ser usado tan pronto como la herida se encuentre totalmente cerrada para disminuir la visibilidad de la cicatriz.
Láseres: Existe básicamente 2 tipos: el Láser Colorante Pulsado (PDL) y los láseres fraccionados (Láser Fotona). En ocasiones tenemos que combinar ambos láseres. Los resultados son muy agradecidos. Los últimos estudios demuestran que cuanto más precozmente se realice el láser mejor es el resultado.
Inyecciones de cortisona: Cuando la cicatriz está aumentado de tamaño en ocasiones inyectamos corticoides solos o con 5 Fluoracilo, a dosis muy bajas para prevenir la atrofia de la piel.
Existen otros tratamientos como la crioterapia, el Imiquimod, extirpar la cicatriz, radioterapia, etc., aunque los usamos con menor frecuencia.

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